A primera instancia, puede entenderse como un increíble espacio virtual, una especie de “disco duro” en la Internet, y con todas las ventajas de una Unidad de Estado Sólido, en la que se puede albergar cualquier tipo de archivo en línea. Específicamente, es un modelo de reserva masiva de datos, derivado del mutuo trabajo entre centros de procesamiento informáticos y redes computacionales. A la Nube puede accederse, prácticamente, desde cualquier lugar del planeta siempre que se tenga acceso a la red.
En la actualidad existen varias interfaces con las cuales se puede adentrar en la Nube y gozar de su dilatado potencial: gracias a estas se puede hacer uso de los servicios que aquella desprende. El servicio web es la interfaz más importante debido, en gran medida, al amplio abanico de competidores que gobierna su mercado; en el resaltan las siguientes empresas:
- Dropbox (servicio de la empresa Dropbox),
- Google Drive (servicio de la empresa Google),
- OneDrive (servicio de la empresa Microsoft),
- Amazon Cloud Drive (servicio de la empresa Amazon), y
- iCloud (servicio de la empresa Apple).
Todos estos servicios facilitan el acceso a las fuentes de información personales o corporativas (sea el caso), ayudan a minimizar los riesgos de una pérdida informática y logran que se compartan eficientemente grandes bloques de datos a muy bajo costo.
Por ser un instrumento sumamente versátil, las interfaces han dispuesto sus servicios en la Nube atendiendo a dos mercados objetivo: a particulares y a empresas. Las diferencias entre unos y otros productos difieren casi en nada salvo por la cuestión de la seguridad, pues para el manejo empresarial se requiere que toda la información subida a la Nube esté nulamente comprometida.

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